viernes, 13 de septiembre de 2013

Los ciclistas somos gente normal

Acabo de ver esta foto, que me envía un amigo:


e inmediatamente me he acordado de esta otra:


en la que aparece el Alcalde de Málaga sonriendo en la inauguración del sistema de bicicletas públicas de su ciudad (con la directora de la DGT, María Seguí, al fondo y ataviada de igual guisa).

La conclusión inmediata que se sigue de la comparación de ambas imágenes es obvia: Los asesores de imagen del PP de Málaga son bastante peores que sus homólogos de Madrid. 

Los políticos (díme de que presumes y te diré de lo que careces) están obsesionados en aparecer ante la sociedad como personas normales, "como tú y como yo". Y si es posible, modernas. Sus asesores de imagen saben muy bien que pocas cosas hay mejores para dar esa imagen que un buen paseo en bici por su ciudad en una mañana soleada.

Pero ¡Ay! La magia desaparece en cuanto el político de turno se enfunda en un chaleco reflectante y se encasqueta (nunca mejor dicho) un casco de plástico brillante. ¿Por qué? Pues por qué va a ser: porque la gente normal no va así vestida por la calle.

Si el Alcalde de Málaga (y la directora de la DGT) querían con su presencia en la inauguración animar a los malagueños a usar el sistema de bicicletas públicas, no podían haber elegido peor indumentaria.

- ¿Que yo me tengo que vestir así para coger las bicis? ¡Anda ya!

Pero mas allá de la anécdota, ambas fotos encierran una profunda lección de sociología: si quieres promover el uso de algo, no des la imagen de que sus usuarios "no son gente normal". Y obligarles a llevar determinadas prendas es la mejor manera de dar ese mensaje negativo.

En aquellos países donde el uso del casco ciclista es obligatorio es común ver personas como esta:

para las que los anglosajones han acuñado el término mamil (middle aged men in lycra), mientras que donde el casco no es obligatorio, podemos ver auténticos anti-mamils, como estos (foto de M. Calvo):

a los que resulta difícil imaginar enfundados en lycra, o con un casco de plástico brillante sobre sus cabezas.

¡Pero hasta que no consigamos que gente así use la bici, ésta no pasará de ser una anécdota en  nuestras ciudades! Esto lo ha entendido perfectamente el Alcalde de Londres, Boris Johnson, que planea gastar 1.000 millones de libras en su plan de promoción del ciclismo urbano. En referencia a sus objetivos ha declarado: "I want to make it (cycling) normal, something for everyone, something you feel comfortable doing in your ordinary clothes" (el subrayado es mío).

Por eso el casco obligatorio para los ciclistas, como el chaleco reflectante obligatorio, o como cualquier otra imposición que de la imagen de que los ciclistas no somos "gente normal", es un arma muy eficaz contra la promoción de la bicicleta.

¿Lo sabe la DGT? Probablemente.

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